Como todos sabemos, fue el encuentro con las palabras de Jesús en la cruz, tengo sed, las que inspiraron en la Madre Teresa una gracia sobrenatural que la sostuvo por los próximos 50 años, a través de las oscuridades de la desolación espiritual, las muchas pruebas y sufrimientos, la carga de trabajo que significó el fundar 5 ramas de la orden religiosa en todo el mundo, y las muchas cartas que recibía de personas de todo origen ofreciéndole oraciones y pidiéndole su consejo y ayuda.
Lo que no todos saben es el efecto que estas dos simples palabras de Jesús significaron para ella desde la primera vez que las escuchó en 1947, y que la acompañaron por el resto de su vida. Palabras que le fueron reveladas y mantuvo en el secreto de su corazón por décadas, hasta que el Papa San Juan Pablo II las mencionó en una homilía en 1993. Esto la motivó a, bajo la inspiración del Espíritu Santo, hablar más libremente de ello de ahí en adelante. En ese mismo año, les escribió a las hermanas diciendo que la homilía del Santo Padre había sido “una señal para la Madre de que el tiempo había llegado de hablar abiertamente sobre este don de Dios que recibió un 10 de septiembre, de explicar tan claramente como me sea posible lo que significa para mí la sed de Jesús.” Y continúa diciendo, “¿Por qué dijo Jesús tengo sed? ¿Que realmente significa? Es muy difícil de explicar en palabras, pero si recuerdan algo que haya dicho la Madre en esta carta que sea esto: ‘tengo sed es mucho más que Jesús diciendo te amo’.”
En el reto de “explicarlo con palabras”, el P. Langford, el hijo espiritual de la Madre Teresa, con quien fundó la rama varonil de los Padres de la Misericordia, se convirtió en ayuda esencial para poder articular el significado de su experiencia a las hermanas. De alguna manera, el P. Langford fue el recipiente privilegiado y el articulador de la experiencia espiritual de la familia de los y las Misioneras de la Caridad.
Fue este rol único el que lo ayudó a escribir este ‘retiro tengo sed’, el cual llevó a las distintas comunidades de la congregación a lo largo y ancho del mundo, para explicar a todos y todas el significado de la misión de la orden: “saciar la sed infinita de amor y de almas de Jesús en la cruz”. Este libro de meditaciones, que es una adaptación del retiro del P. Langford, es sin duda una ventana privilegiada y fiel al alma de esta gran santa, y al secreto que la llevó a ser la santa que fue.
P. Daniel Jones
Profesor asociado de teología
Seminario Mayor del Sagrado Corazón